El buen soldado Svejk
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¿Que no? … Siete novelas satíricas para estos tiempos ridículos

niña traviesa

Hola queridos amigos

En estos tiempos que corren, sazonados con el «lo importante es participar», laqueados  en «originalidad ante todo» y una pizca de «que el ritmo no pare» las personas hemos perdido el sentido del ridículo y, teniendo todas las libertades para hacer obras grandiosas, trabajadas, elegantes… preferimos imitar al ganso que más tarde acabará asado a la pekinesa. ¡Qué bien se lo pasarían los escritores de sátira! Desgraciadamente no es así, ya que si alguien osa tensar los labios en una mueca que pueda asemejarse a la risa es inmediatamente tildado de insensible, intolerante o —ya puestos— violento. ¿Por qué? ¿Es que no podemos respetar la individualidad personal? ¿Acaso no es bello y aceptable todo lo que viene del ser humano? No voy a entrar a valorar una cuestión que tiene más que ver con la subjetividad de cada uno. Pero sí que me interesa marcar esta contradicción tan evidente: una persona tiene total libertad para hacer el ridículo pero las demás no tienen libertad para reírse… ¡Ay esa autoestima! ¿Alguien tiene un Orfidal? Por eso, queridos amigos, ya que hoy no podemos reírnos de los ridículos presentes, riámonos de los pasados. Por eso hoy os traigo Siete novelas satíricas para estos tiempos ridículos…. ¿Que no? … ¿Que no me atrevo? …

¡Seguid leyendo y veréis!

1. El lazarillo de Tormes (Anónimo, 1554): Creo que esta novela no necesita siquiera presentación, ya que casi todos, al menos aquí en España, la hemos leído en el Instituto. De todas formas, recomiendo encarecidamente volver a echarle una hojeada en la edad adulta porque se entiende mucho mejor la historia de Lázaro, un niño de pocos posibles —¡eso sí! narra como si fuera todo un señor— que pasa su infancia y juventud al servicio de varios especímenes titiritescos que representan a la perfección de una sociedad ya abandonada por los idealismos del Renacimiento—que sí existió en España, aunque algunos lectores de cátedra de la Nacional Geografic lo nieguen—. Una novela clave en la picaresca española, que narra además las sinrazones, vejaciones y hambre de un pobre muchacho cuyo ingenio se va agudizando hasta desembocar en el más absoluto de los nihilismos. Como se suele decir: los problemas nunca se solucionan, sólo se transforman…

Lázaro y el ciego

2. Almas muertas (Nikolai Gógol, 1842): ¿Qué se necesita para hacer un negocio redondo? Una idea inteligente, buena presencia y pocos escrúpulos. Bueno, a decir Pavel Chíchikovverdad, las cosas no le saldrán muy bien a Pavel Chíchikov, alias «nuestro héroe», como se refiere irónicamente el autor a su distinguido personaje. Un señor de mediana clase, que aparenta más de lo que es, obcecado en enriquecerse a toda costa mediante la compra de aquellos siervos que, pese a haber muerto, todavía figuran en los censos estatales. Una disparatada aventura que caricaturizará a los terratenientes, funcionarios del estado, siervos y demás elementos de la sociedad rusa del siglo XIX. Sin embargo, la segunda parte de la obra está incompleta. Por lo visto, cuentan que Gógol, en un ataque de moralismo religioso, sintió vergüenza de sus propios textos y los destruyó —ideas locas de escritores famosos, ya sabéis—. Pese a todo, nadie quedará indiferente a sus críticas mordaces, sus descripciones topográficas personificadas y esa manera de reír tan rusa que muchas veces esconde unas profundas ganas de llorar.

3. El coloquio de los perros (Miguel de Cervantes, 1613): A mi padre, un señor de la vieja escuela, siempre le han chocado las personas que hablan con los animales como si fueran sus hijos y les compran pastelitos y vestidos de Sisí, pero ésto se viene haciendo desde hace mucho tiempo. Así lo cuenta Berganza a su compañero canino Cipión, mediante un diálogo en el que le relatará sus aventuras con distintos amos, al más puro estilo de la picaresca española. Lo más interesante de la novela no sólo es que los perros son capaces de hablar cuando cae la noche, sino que su nivel de racionalismo es increíblemente superior al de los seres humanos con los que han tenido la desgracia de convivir: disparatados y absurdos, pero capaces de despertar empatía y comprensión en el lector; como es típico en la obra de Cervantes. Una obra moralizante para aquellos que, pensando en hacer un bien, maltratan a sus mascotas poniéndoles anoraks perrunos o alimentándolos con comida vegana… ¡Si es que hay que ser…!

Cuando los perros son más inteligentes que sus amos...

4. El buen soldado Švejk (Jaroslav Hašek, 1921): Dicen que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad… ¿y qué hay de los necios? Bueno, no es extraño encontrar en laEl buen soldado Svejk literatura a personajes rematadamente imbéciles que, entre tanto disparate, pueden dar muestras de extraña sabiduría intuitiva… ¿como el burro que sopló la flauta? Puff… eso es mejor dejarlo a la interpretación de los lectores. Así actuará el soldado checo Josef Švejk durante sus aventuras bélicosociales con el ejército austohúngaro en el contexto de la Primera Guerra Mundial. No sólo presenta una sátira sobre la guerra, sino también en cuanto a los asuntos políticos que llevaron a semejante conflagración, la jerarquía militar o el comportamiento de una sociedad incapaz de prever la que se le viene encima.

5. Luces de bohemia (Ramón Mª del Valle Inclán, 1920): Si hay un autor que se merece la láurea por satirizar a la sociedad de su tiempo, ese es, sin lugar a dudas, Valle Inclán, el creador del esperpento. En Luces de bohemia, una obra de teatro tan larga como curiosa, nos contará el desenlace de Max Estrella, un poeta bohemio y marginal que en sus últimos días irá recorriendo los espacios más sórdidos y grotescos del Madrid artístico. Una crítica sin vaselina a los escritores y pilluelos que, pudiendo haber alcanzado la gloria, van de taberna en taberna, de tugurio en tugurio haciendo lo mejor que saben hacer: el idiota. ¿Que es culpa de una sociedad inculta que no los merece? Bueno, en parte sí; pero como dije al principio de esta entrada: el sentido del ridículo a veces brilla por su ausencia, como en la cascada farola de una callejuela empedrada del Madrid de los años 20…

Max Estrella hecho de luces y sombras

6. Trampa 22 (Joseph Heller, 1961): Esta es otra sátira antibelicista, basada en la Segunda Guerra Mundial, que posee muchos paralelismos con la del novelista checo. Un Trampa 22capitán de bombardero estadounidense que se asienta con sus hombres en una isla del Mediterráneo y tienen que sobrevivir con las órdenes disparatadas y a veces contradictorias que le envían sus superiores. Sin embargo, su desarrollo mediante una trama perspectivista, tiempo no lineal, el estilo fragmentario y un discurso de marcado carácter irracional consiguen que el lector se sumerja en una historia llena de incertidumbre y terror, donde nada está claro y la tensión provoca incluso taquicardia; una situación muy típica de los ambientes bélicos.

7. Crónica del Rey Pasmado (Gonzalo Torrente-Ballester, 1989): Y terminamos con la que considero mi novela favorita de esta sección. Un joven, que acaba de descubrir las bellezas físicas de la feminidad en una prostituta, contempla la posibilidad de ver a su esposa desnuda, a la que en absoluto le parece mal dicho pecadillo concupiscente. Hasta ahí todo bien… El problema es que ese muchacho un poco ingenuo es Felipe IV, Rey de España, y como se pensaba en el Barroco, los pecados de los monarcas son extensibles a la salvación de su reino… Con semejantes planteamientos, no es de extrañar que nos encontremos ante una historia hilarante, con la inquisición dando matraca, una comisión de expertos —curiosamente todos sacerdotes— para discernir si teológicamente es posible tolerar tales atrevimientos en el seno del matrimonio, una dialéctica entre la visión racionalista y la providencial sobre los asuntos de Estado y, lo mejor de todo, el desarrollo de una serie de intrigas para que Sus Majestades puedan pasar un buen rato alejados del coñazo de las normas sacrosantas, que a veces llegan a rozar un erotismo sucio… ¡por voluntad de Dios! Creo que es una novela muy interesante para leer a día de hoy, cuando tenemos a los neomoralistas metidos no sólo en la sopa, también en la cama.

El Rey Pasmado

Antes de despedirme, me gustaría recomendar también algunas obras satíricas que ya hemos tratado en Los sueños de un escritor por otros motivos: la crítica a los totalitarismos de Orwell, con 1984 y Rebelión en la granja, La maleta de Serguei Dovátov, con su ridiculización de la sociedad soviética, y la contrapartida capitalista posmoderna con la obra de Aldous Huxley, Un mundo feliz. Aquí tenéis suficiente material para pasar laaaargas horas leyendo…

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Viendo el panorama que tenemos, queridos amigos, creo que nos vendría bien reír un rato y analizar muchos aspectos ridículos de la condición humana, pues ésto también sirve para entender la vida y dejar de tomárnosla tan en serio, que a este paso vamos a parecer cecina humana. Y por cierto, eso de que no nos riamos de los ridículos presentes… ¡A mí que me denuncien!

 

2 comentarios en “¿Que no? … Siete novelas satíricas para estos tiempos ridículos”

  1. ¿Cándido o el optimismo podría entrar en la lista?. Muy interesante la entrada, algunos títulos no los conocía y otros sí por las películas. Me los apunto, sobre todo el de Gogol.

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